Una manzana podrida pudre al resto. Así nos lo enseñaron en el colegio. Es ley de vida: al juntar lo bueno con lo malo, todo empeora. Lo teníamos claro cuando nos castigaban “solidariamente” sin excursión o sin recreo. Y lo callamos ahora, solemnemente, con cara de no saber nada, de ignorarlo todo, cuando el señor juez nos pregunta si nuestro compañero de partido se quedó con lo que no era suyo.
Artículo en la revista digital Teoría Ómicron
Hace 17 horas