Lewis y Clark nunca supieron pronunciar su nombre, pero gracias a ella, atravesaron el Oeste americano hasta el Pacífico. De su muerte, tampoco supieron nada cierto. Actualmente, las monedas acuñadas en su honor desaparecen misteriosamente, mientras el fondo del río que lleva su nombre se tiñe de oro.
Microrrelatos inolvidables
Zoom
Afino mi objetivo y entre mis manos, un ejemplar de Zoom espera ser diseccionado.
Ciento y pico historias que leer, ciento y pico imágenes que contemplar, ciento y pico realidades que imaginar, ciento y pico retazos que van dejando huella en mi mente.
Manuel, caballero con espada y cámara fotográfica, nos muestra ciento y pico microrrelatos para enmarcar. Verdaderas joyas que merecen ser releídas una y otra vez.
Melomanía, El farero y la sirena, Encuentros, El juego del ahorcado, Manicomio, Metáfora… son sólo algunos de los títulos que jalonan esta belleza.
Madrid insólito, La maqueta, Volutas, El otro mundo, Zoofilia, La vejez, Dixeslia, Duelo… te atrapan en su red.
El amor y el sexo, A la puerta de los juzgados, Rueda de reconocimiento, Tragicomedia en dos actos, El sorbo, Combustible, El rapto de la sombra, Retazos… te dejan con la boca abierta y la baba a punto de resbalar.
No dejéis escapar la oportunidad.
Zoom te espera para hacerte cambiar la visión del mundo que hasta ahora tenías. Te acerca y te aleja, te acerca y te aleja, jugando, seleccionando, enfocando.
Y si quieres más, este su blog, http://manuespada.blogspot.com/
Melomanía, El farero y la sirena, Encuentros, El juego del ahorcado, Manicomio, Metáfora… son sólo algunos de los títulos que jalonan esta belleza.
Madrid insólito, La maqueta, Volutas, El otro mundo, Zoofilia, La vejez, Dixeslia, Duelo… te atrapan en su red.
El amor y el sexo, A la puerta de los juzgados, Rueda de reconocimiento, Tragicomedia en dos actos, El sorbo, Combustible, El rapto de la sombra, Retazos… te dejan con la boca abierta y la baba a punto de resbalar.
No dejéis escapar la oportunidad.
Zoom te espera para hacerte cambiar la visión del mundo que hasta ahora tenías. Te acerca y te aleja, te acerca y te aleja, jugando, seleccionando, enfocando.
Y si quieres más, este su blog, http://manuespada.blogspot.com/
Te seguirá sorprendiendo.
Me acuerdo (Parte 2)
Me acuerdo de lo mayores que me parecían los que tenían quince años, ni te cuento los de dieciocho y me daban escalofríos los de treinta. Ahora doblo mis peores temores.
Me acuerdo del padre Cirilo, de sus clases de ciencias naturales, de sus golosinas y de su sonrisa de satisfacción, cuando salíamos de su cuarto oscuro.
Me acuerdo, no me acuerdo. Me acuerdo, no me acuerdo… Un día deshojé una margarita y mi mente se quedó en blanco.
Me acuerdo (Parte I)
Me acuerdo de la primera vez que salí del cuento y asusté al niño que lo leía. Mucho han cambiado las cosas. Ahora sólo soy un lobo temeroso que se esconde detrás de cualquier árbol.
Me acuerdo de cómo mi padre me enseñó a jugar a tenis, a coger la raqueta correctamente y golpear la bola con el efecto adecuado. Me acuerdo perfectamente mientras ahora me toca a mí intentar explicarle qué es una raqueta o una pelota. Incluso qué es el tenis. Y todo mientras le limpio la baba.
Finalista Cuenta 140 San Valentín
Cambio de planes
Retomo mi novela, próxima ya al desenlace. Mojo la tinta de mi pluma y cuando está a punto de rozar el papel, el protagonista de la misma me detiene y me empieza a gritar.
¡Qué disparidad! pienso yo:
- “¡Ahora y aquí en esta línea de esta página de este capítulo, te propongo un cambio de planes! Me canso de que me hagas pasar tantas penurias, de que me manejes a tu antojo y de que al final me vayas a desterrar a Leuret, un pueblo francés desconocido y fantasmagórico. No me diste la oportunidad ni de despedirme de Mariona, mi mujer, a través del escaparate de la cafetería de Barcelona. Por eso te exijo un cambio de planes, déjame elegir mi futuro mientras tú te dedicas a ver los programas basura de la televisión”.
Asustado, suelto el libro. En su caída, se lleva por delante la lámpara de la mesilla que termina hecha añicos en el suelo. Y la habitación, en total oscuridad.
Al enchufar la luz del techo y mirar hacia el libro, compruebo que se ha formado junto a él, una numerosa sopa de letras de color negro sobre la que destaca en rojo un inquietante C A M B I O D E P L A N E S.
La estudiante de arquitectura
Mientras acaricia mi cuerpo repasa la lección entre susurros. Capiteles, frisos y cornisas parecen términos que domina con soltura. Mas sorprendida queda en cuanto descubre la incipiente columna jónica que escondo entre mis piernas.
2 micros en el nº13 de la Revista Atticus
Bipolaridad y El humo, han sido incorporados al nº13 de la Revista Atticus.
Para quien quiera descargarla, aquí.
Decir que comparto página de nuevo, con Daniel Sánchez de microrrelatos a peso, un honor.
Un saludo indio
Lo que pudo ser
Mientras acariciaba el pelo de su esposa, con quien llevaba felizmente casado tres años, se acordó de repente de Marta, su ex, y de cómo había reaccionado cuando le contó que había conocido a otra mujer. Y se sintió culpable por sus lloros, como nunca antes.
Sin decir nada, siguió jugando con su pelo, y se acordó ahora de una compañera de la facultad, con quien tuvo un corto noviazgo, y de cómo le había dicho que la tenía que dejar porque se iba a terminar los estudios al extranjero, y que la distancia no era buena para una relación. También se sintió culpable, como nunca antes.
Sin que su esposa notara nada, siguió con la mente en el pasado, pensando esta vez, qué habría sucedido si se hubiera ido a vivir con la amiga de la novia de su mejor amigo. No lo hizo con la excusa de que no estaba preparado, y se sintió culpable por haberlo hecho así.
Se acordó también de Sara, la camarera del bar al que iba con sus amigos cuando tenía alrededor de dieciséis años, de la vecina en casa de sus padres, de la chica que veraneaba en la misma playa y de la niña de la guardería que le daba caramelos mientras le sonreía.
Sin decir nada, siguió jugando con su pelo, y se acordó ahora de una compañera de la facultad, con quien tuvo un corto noviazgo, y de cómo le había dicho que la tenía que dejar porque se iba a terminar los estudios al extranjero, y que la distancia no era buena para una relación. También se sintió culpable, como nunca antes.
Sin que su esposa notara nada, siguió con la mente en el pasado, pensando esta vez, qué habría sucedido si se hubiera ido a vivir con la amiga de la novia de su mejor amigo. No lo hizo con la excusa de que no estaba preparado, y se sintió culpable por haberlo hecho así.
Se acordó también de Sara, la camarera del bar al que iba con sus amigos cuando tenía alrededor de dieciséis años, de la vecina en casa de sus padres, de la chica que veraneaba en la misma playa y de la niña de la guardería que le daba caramelos mientras le sonreía.
Se sintió culpable por todo pero siguió jugueteando con el pelo de su esposa.
En la peluquería
Además de pelo, le gusta cortar orejas y morder cuellos. El olor de la sangre le despierta su verdadera identidad.
En la peluquería un cliente aguarda pacientemente un turno que ya nunca le llegará. El muy iluso no asume que es calvo desde hace años.
De padres peluqueros, al pequeño Johny le llamaron la atención por sus greñas. Y es que ya se sabe, en casa de herrero, cuchillo de palo.
En la peluquería un cliente aguarda pacientemente un turno que ya nunca le llegará. El muy iluso no asume que es calvo desde hace años.
De padres peluqueros, al pequeño Johny le llamaron la atención por sus greñas. Y es que ya se sabe, en casa de herrero, cuchillo de palo.
Pesquisando
La bala, en la sien derecha y no en la izquierda en un diestro, es un dato a tener en cuenta mi querido Watson. A priori, nos conduciría a pensar que no es casualidad, sobretodo al comprobar que el cadáver tiene el revólver agarrado en dicha mano. Pero tampoco debemos dejarnos llevar por lo elemental, podría ser que un asesino sabedor de esta teoría, lo hubiera dispuesto de tal manera con el fin de engañarnos.
Fíjese ahora en la cavidad torácica, le falta el corazón, se lo robaron, lo que supone una prueba irrefutable de lo ocurrido mi querido Watson: le dieron calabazas y enloqueció.
Fíjese ahora en la cavidad torácica, le falta el corazón, se lo robaron, lo que supone una prueba irrefutable de lo ocurrido mi querido Watson: le dieron calabazas y enloqueció.
Cabezonería
La bala, en la sien y la víctima, en el suelo. Ya van diez esta tarde. Y lo peor es que hasta que no atine no va a parar. Desde que le conté a mi hijo la leyenda de Guillermo Tell se ha empeñado en emularle, pero en versión western. En vez de manzanas, botellas de whisky; en vez de arco y flechas, revólver Colt 45.
Empezó ensayando con sus amigos y como no tenía muchos, ahora ninguno, le tocó el turno a la familia. Tras el último disparo, su perro y yo, temblorosos, nos miramos. ¿Quién será el próximo?
Empezó ensayando con sus amigos y como no tenía muchos, ahora ninguno, le tocó el turno a la familia. Tras el último disparo, su perro y yo, temblorosos, nos miramos. ¿Quién será el próximo?
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