El partido está a punto de comenzar. En los graderíos no cabe ni un alma. En el centro de la cancha, los dos jugadores más altos se preparan para el salto inicial. A un lado, el pívot blanco del equipo colista anhela ser como el pívot negro del equipo líder, con su musculoso y atlético cuerpo. A cierta distancia, uno de los bases les observa anhelando ser tan alto como ellos y no se entera de las instrucciones que intenta desde la banda transmitirle su entrenador, que a su vez está siendo estudiado por su bisoño colega que anhela poseer algún día su impresionante palmarés. El árbitro, por su parte, que siempre anheló ser jugador, sostiene con una mano una pelota naranja que anhela convertirse en otra tricolor, azul, blanca y roja. Y estas letras escritas así de esta manera, anhelan transformarse en palabras leídas una y otra vez.

Seleccionado en el V Concurso de Microrrelatos de Baloncesto, Basketconfidencial
10 ¿Comments o No Comments?:
Parece que la cosa es desear lo que no se es y permanecer en contínuo malestar.
Pero que necesidad?
Abrazos que son lo que son.
Enhorabuena por tus éxitos.
Este micro muestra lo que a veces nos ocurre, nos fíjamos en los demás, antes de valorar lo que somos y tenemos. Muy bueno.
Saludos
Ahora lo entiendo todo, para que los sueños puedan llegar a convertirse en realidades, deben de ser anhelos ;) Enhorabuena David, ahí, en la brecha, como siempre!!
Un abrazo fuerte
Enhorabuena y suerte en la final.
Besos sin peloteo.
Dicen que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede hacer realidad. Muy bien construido este micro y un final muy apropiado, no hago más que leer estas letras.
Muy poético.
Enhorabuena
Los cuatro tienen su aquél!
El tuyo tiene un continuo giro que lo hace quizá más interesante.
Mucha suerte!
Salud!
¡Enhorabuena por la selección y que tengas mucha suerte¡ que seas como ese pivot negro musculoso-
n saludo
Y lo consiguen, David. Me encanta el micro sobre todo desde el punto de vista estructural. Es un avión que sube, sube, sube, sube...
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Muy bueno, brillante red de expectativas frustradas que se cruzan sin saberlo. Frustradas, sí, menos la última ;-)
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