Una manzana podrida pudre al resto. Así nos lo enseñaron en el colegio. Es ley de vida: al juntar lo bueno con lo malo, todo empeora. Lo teníamos claro cuando nos castigaban “solidariamente” sin excursión o sin recreo. Y lo callamos ahora, solemnemente, con cara de no saber nada, de ignorarlo todo, cuando el señor juez nos pregunta si nuestro compañero de partido se quedó con lo que no era suyo.
Microrrelatos inolvidables
Interferencias
Los domingos toca barbacoa con la familia. Normalmente me encargo de prepararla con sobrada destreza aunque la última vez organicé una buena. No había manera de que el carbón prendiera, sospecho que estaba en mal estado, y humaredas ennegrecidas ascendieron cubriendo el cielo. A pesar de las dificultades, finalmente pudimos saborear una suculenta chuletada. Después vinieron los cafés, las copas, la sobremesa, hasta que de manera sorpresiva irrumpieron alrededor del jardín una veintena de indios sioux:
- nosotros acudir alertados por señales de humo.
- nosotros acudir alertados por señales de humo.
S.O.S.
Un día no hace mucho mi hijo de seis años me contó que oía ruidos en las paredes de su habitación y le tranquilicé diciéndole que serían las tuberías del agua. Otro día le descubrí hablando solo con la cara pegada a la pared aunque no le dí importancia, pensé que sería juego de niños. Pero me empecé a inquietar un poco cuando al terminar las comidas llenaba una bolsa con las sobras para su amigo invisible. Aún así me convencí de que sería una manía pasajera. Lo que ha terminado por asustarme son unas huellas de manos aparecidas detrás del cabecero de su cama. Sobresalen solicitando ayuda y cuando le llamo, no me contesta. No sé dónde se ha metido.
Pionero sorprendido
20 de julio de 1969. La humanidad se preparaba para dar un gran salto y a más de 384 mil kilómetros de distancia un hombre se disponía a dar un paso más en su vida, el más importante. Pero cuando Neil Armstrong logró pisar la superficie lunar se dio cuenta de que no había sido el primero. Ahí se encontraban las huellas de numerosas personas despistadas.
La de los días de lluvia
Añoranza
“La de los días de lluvia”- me decía. Y automáticamente sabía que aquella mañana me debía poner el chubasquero y las botas de agua. Me gustaban esos días porque me dedicaba a saltar de charco en charco salpicando a la gente que se cruzaba en mi camino al colegio.
Otras veces era “la de los días de calor” y salía de casa con pantalón corto.
Y cuando llegaban los domingos tocaba “la de ir a misa”.
Ahora he crecido, mi madre ya no está y echo en falta que me diga por las mañanas qué ropa es la adecuada para estos días de soledad.
“La de los días de lluvia”- me decía. Y automáticamente sabía que aquella mañana me debía poner el chubasquero y las botas de agua. Me gustaban esos días porque me dedicaba a saltar de charco en charco salpicando a la gente que se cruzaba en mi camino al colegio.
Otras veces era “la de los días de calor” y salía de casa con pantalón corto.
Y cuando llegaban los domingos tocaba “la de ir a misa”.
Ahora he crecido, mi madre ya no está y echo en falta que me diga por las mañanas qué ropa es la adecuada para estos días de soledad.
Feliz Aniversario Cariño
La de los días de lluvia, la de los lunes, la de cuando volvía del banco, la de cuando le decía que me iba con los amigos a tomar unas cervezas… eran innumerables las veces que mi mujer tenía mala cara.
Pero esta vez fue distinta.
Era temprano y aún no había amanecido. Regresaba del baño y yo la esperaba en la cama con un ramo de rosas. Y de repente se puso a gritar y gritar como una loca, ¡hasta se desmayó!
No pensé que fuera mala idea darle una sorpresa, aunque hiciera más de un año que había abandonado este mundo.
La de los días de lluvia, la de los lunes, la de cuando volvía del banco, la de cuando le decía que me iba con los amigos a tomar unas cervezas… eran innumerables las veces que mi mujer tenía mala cara.
Pero esta vez fue distinta.
Era temprano y aún no había amanecido. Regresaba del baño y yo la esperaba en la cama con un ramo de rosas. Y de repente se puso a gritar y gritar como una loca, ¡hasta se desmayó!
No pensé que fuera mala idea darle una sorpresa, aunque hiciera más de un año que había abandonado este mundo.
Pictórica protesta
Avelino, célebre pintor, no pasaba por su mejor momento en la vida. Los cuadros de los últimos meses reflejaban su estado de ánimo: rostros depresivos, lúgubres paisajes, siniestras escenas, monstruosos personajes...
Esta mañana acudió al estudio para trabajar en un nuevo cuadro.
Nada más abrir la puerta de entrada, notó un fuerte remolino de viento que le empujaba hacia el interior y mientras caía al suelo alcanzó el interruptor iluminándose toda la sala. Cuando se recuperó del susto y de la caída, abrió los ojos y se vio sorpresivamente rodeado por los pinceles y acuarelas de colores que olvidados había mantenido en un armario cerrado con llave. Portaban un lienzo con el siguiente aviso: “Estamos hartos de que veas la vida de color tan negro”.
Y pintó un campo verde brillante por los rayos luminosos del sol amarillo, con amapolas rojas y mariposas naranjas volando sobre un cielo azul intenso a cambio de su libertad.
Consejos vitales
Hijo mío, ya no eres ningún alevín. Has crecido y es hora de que tengamos una charla de padre a hijo. Escúchame con atención. Se acerca tu primera vez y aunque la curiosidad te domine debes ser cauteloso. Yo mismo, de joven, estuve a punto de caer en la tentación, tenía hambre y el bocado era jugoso. Casi pierdo la cabeza, pero vi a tiempo el anzuelo y me salvé de la muerte. Sólo si andas con los ojos bien abiertos sobrevivirás en las orillas de este río.
Perspectivas
“Mañana va a llover”- sentenció el optimista.
“Hace diez años, siete meses y cinco días que por aquí no cae ni una gota”- replicó el realista.
Cuando ambos esperaban que el pesimista dijera algo, éste no lo hizo. Le vieron alejarse con todas sus pertenencias por la carretera, cabizbajo y sin mirar hacia atrás ni un sólo momento.
“Hace diez años, siete meses y cinco días que por aquí no cae ni una gota”- replicó el realista.
Cuando ambos esperaban que el pesimista dijera algo, éste no lo hizo. Le vieron alejarse con todas sus pertenencias por la carretera, cabizbajo y sin mirar hacia atrás ni un sólo momento.
Triste realidad
Abro el armario de la ropa de verano y me deslumbran los vivos colores reflejados de su interior. Tan fresca, coqueta y atrevida como siempre. Ajena al paso del tiempo. Me transporta a vivencias de un ayer feliz no tan lejano. Y una y otra vez me guiña el ojo animándome a ser valiente. Pero al mirarme al espejo me doy cuenta de que mi cuerpo ya no es de verano.
Ir para volver
De niño recuerdo que quise ganar al tiempo, correr más que él para poder hacer cosas de mayores. A medida que cumples más y más años se quiere lo contrario, retrasar las manecillas de los relojes y hacer cosas de niños. Y empecé comprándome juguetes, viendo películas de dibujos animados y saboreando piruletas y golosinas a todas horas. Incluso lloraba y pataleaba cuando algo no era de mi agrado. Se podía decir que estaba feliz. Pero algo pasó porque cuando solicité plaza para una guardería me ingresaron en un manicomio.
Alea jacta est
He decidido que hoy es un buen día. A pesar de la tempestad me voy a armar de valor y confío en que la bomba de oxígeno que porto a mis espaldas sea suficiente. Estoy preparado para la inmersión y cueste lo que cueste bucearé hasta llegar al fondo de mis recuerdos para olvidarte allí.
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