Entonces es martes, seguro, por lógica

Ding dong

Entonces es martes, seguro, por lógica. Sólo los martes llama a mi puerta la vecina del primero, su marido viaja a Madrid por trabajo y es su día libre. Empezó preguntando si tenía sal, otro día si le podía arreglar el calentador del agua, hasta que se presentó con un albornoz enseñándome el escote mientras atónito miraba por la mirilla. Al principio yo no quería, pero tanta era la tentación que caí como un tonto. Ahora le he pedido que venga también los miércoles, y los jueves y todos los días. Y si no, cuando menos se lo espere, seré yo quien llame a su puerta.

Reunión trascendental

Entonces es martes, seguro, por lógica y además trece. Esta mañana me levanté de la cama con el pie izquierdo, habían cortado el agua y no pude ducharme. Al salir del portal me vi obligado a pasar por debajo de una escalera y poco después una paloma me lanzó desde lo alto un bonito recuerdo. Proseguí y un gato negro se cruzó en mi camino con la mirada desafiante, perdí el autobús y llegué tarde al trabajo. Y cuando me creí a salvo de mi mala suerte, alguien había dejado unas velas negras en mi escritorio. Mal se presenta la reunión con mi jefe.