
Avelino, célebre pintor, no pasaba por su mejor momento en la vida. Los cuadros de los últimos meses reflejaban su estado de ánimo: rostros depresivos, lúgubres paisajes, siniestras escenas, monstruosos personajes...
Esta mañana acudió al estudio para trabajar en un nuevo cuadro.
Nada más abrir la puerta de entrada, notó un fuerte remolino de viento que le empujaba hacia el interior y mientras caía al suelo alcanzó el interruptor iluminándose toda la sala. Cuando se recuperó del susto y de la caída, abrió los ojos y se vio sorpresivamente rodeado por los pinceles y acuarelas de colores que olvidados había mantenido en un armario cerrado con llave. Portaban un lienzo con el siguiente aviso: “Estamos hartos de que veas la vida de color tan negro”.
Y pintó un campo verde brillante por los rayos luminosos del sol amarillo, con amapolas rojas y mariposas naranjas volando sobre un cielo azul intenso a cambio de su libertad.