El tren está a punto de ponerse en marcha. Los últimos pasajeros en subir toman asiento. El de mi lado sigue vacío. Aprovecho y miro a través de la ventanilla del vagón. Como de costumbre, ahí permanece ella, en el andén, ondeando su melena negra azabache, dirigiendo sus ojos verde esmeralda hacia mí, susurrándome adiós con sus labios esponjosos y sujetando con su mano en alto una refulgente guadaña.
Cuando la estación se pierde en el horizonte, noto sorpresivamente, el tacto gélido de una mano. Esta vez, ha decidido acompañarnos.
Cuando la estación se pierde en el horizonte, noto sorpresivamente, el tacto gélido de una mano. Esta vez, ha decidido acompañarnos.
16 ¿Comments o No Comments?:
descanse en paz.
Saludos
Tarde o temprano, siempre lo hace, aunque no me la imaginaba tan seductora...
Si la muerte fuera tan seductora no habría forma de no ir con ella... así debería ser, subida al tren de la vida, porque forma parte.
Abrazos
Y seguro que es buenísima en la ...
Eso, ahí.
¿Como de costumbre? ¡¿Cuantas veces se ha muerto este hombre?!. AL menos con esta apariencia es un poco más agradable que la típica calavera con capa. Me gustó mucho.
El tren de la muerte. Me ha gustado indio la imagen de esa "Muerte" tan sugerente. Así me gustaría a mí verla cuando me toque.
Muy bueno el micro y el de Elisa que has colocado al inicio, también.
Un saludo indio.
Aahh. Qué maravilla este relato!
Y no se podrá bajar el pasajero?
Vaya con la muerte, casi se equivoca y se le escapa el tren.
Un saludo!!
Mortal de necesidad el micro.
Blogsaludos
Seguro que la muerte te agradece esa descripción tan seductora.
saludillos
A la de la guadaña no se le puede dar esquinazo.
Buen micro con la señora muerte remozada.
Besos muy vivos.
Estará contenta Doña Muerte, la primera vez que la presentan tan sugerente.
Divertido aunque también provoca un escalofrío.
Saludos
Un buen micro, Indio. Me sobresalté al leer lo de la refulgente guadaña. Para mí el cuento acaba ahí, claro.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
Bueno, así sabremos si el viaje es cómodo...
Besicos
Me resulta curioso contemplar la muerte como una conocida que nos contempla en la distancia hasta que decide acompañarnos en nuestro último viaje. Casi parecería una amiga si no fuese porque también es nuestra última estación... al menos en la tierra.
Un abrazo, Indio.
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