De entrada, se necesitarán una botella de champán bien fría (si es un Möet & Chandon o un Dom Pérignon, mejor que mejor, aunque se aceptará cualquier otra marca), un acontecimiento que celebrar (una boda, un cumpleaños o simplemente el agradecimiento a Manitou por un nuevo día) y personas con las que acompañar la velada (habrá alguien que prefiera hacerlo en compañía de su perro o incluso en soledad, pero estos casos los dejamos para otra ocasión).
En el apogeo de la celebración, botella en mano, nos pondremos de pie (si estábamos sentados en una silla), pediremos silencio un minuto para hacer más solemne el momento y con nuestra mano derecha (los diestros) o izquierda (los zurdos), aplicaremos una fuerza sostenida y prolongada agarrando el corcho en sentido opuesto a la base de la botella, es decir, hacia fuera y giraremos en el sentido contrario a las agujas del reloj. Con la mano libre sujetaremos el cuerpo de la misma, sintiendo su textura y temperatura.
Simultáneamente, alzaremos la vista hacia el techo de la habitación (por razones que se entenderán a continuación, pongamos que estamos en una casa que no es la nuestra), realizaremos un complejo cálculo mental encaminado a averiguar la inclinación necesaria para que o bien el corcho salga disparado y colisione con el centro del susodicho techo o bien impacte de lleno con la lámpara que había sido instalada recientemente.
Seguido, soltaremos enérgicamente la mano del corcho para que éste, empujado por todo el gas excitado del interior de la botella, salga disparado hacia el punto deseado.
Un fuerte ruido (cuanto mayor sea mejor, pues en desacuerdo con teorías de los expertos, un descorche sin ruido es como un día sin pan) retumbará en los oídos de los asistentes hasta producirse otro, en este caso de impacto con el destino, que bien podrá ser de cristales haciéndose añicos (si era una lámpara) o compacto (si era contra el techo). En ambos casos, se recomienda comprobar posteriormente la huella dejada y la cara del dueño de la casa.
Finalmente, mientras los asistentes aplauden y emiten vítores, silbidos y gritos varios, llenaremos las copas derramando un poco de espuma por la mesa si fuera menester.
¡Salût!
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17 ¿Comments o No Comments?:
Me salgo un poco de los límites de mis microrrelatos en un texto escrito a modo de juego y siguiendo la idea de Agus de escribir textos sobre instrucciones de hechos más o menos cotidianos de la vida.
El mío me ha quedado algo largo pero bueno, es como un experimento.
Un saludo indio y gracias por los comentarios a tod@s
A mi gusto, las "instrucciones" sólo pertenecen a Cortazar, y nada más a él... Cualquier intento de emularlas me parece triste...
Buenas instrucciones, que se podrán cumplir quizás sólo con la primera o máximo la segunda botella.
Si hay tercera, se le va a complicar seguir los pasos ..
;D
Yo leí las instrucciones de Cortázar.
Y a Borges.
Y a Quevedo.
Y a Lope de Vega...
Y no he podido evitar que esos gigantes se reflejen en mis versos.
Y me siento orgullosa DE QUE SE REFLEJEN EN MIS VERSOS.
No creo que las semejanzas obren en desmedro de mi humilde obra, AL CONTRARIO, el hecho de que se espejen en mis maestros en todo caso -EN MI OPINIÓN- podría hasta ENALTERCERLAS.
G-R-A-C-I-A-S-
U-N B-E-S-O
S-I-L
:D
Me parece que tienen el largo debido para que se aprenda a abrir una botella de champán.
Yo tengo las mías en la cabeza, creo que con preámbulo incluido. Y de paso leí las de Cortázar para empaparme de genuidad. Pero me encantan las vuestras.
Yo añadiría al final poner del champán caído en la mesa en la frente de los demás comensales diciendo "alegría" o "suerte" no recuerdo bien.
Un abrazo de comentario largoooo
PD: ¿No fue Cortázar quien dijo que toda persona debería escribir unas instrucciones?
Ah, no lo digo Agus, otro grande de la literatura!
Solo ha faltado un detalle. Para conseguir un mayor efecto, durante el minuto pedido de silencio, se mira la fecha de caducidad de la botella que se encuentra bajo la misma. Obsérvese la cara del dueño de la casa mientras se gira la botella para realizar esta comprobación
Brindo por estas instrucciones
¡Qué bueno, cómo me he reído! Está fantastico este descorche con consecuencias, o no, en la casa. Muy bien descrito.
Al anónimo decirle que, a mi modo de ver, lo más triste del mundo es ampararse en el anonimato para intentar sentar cátedra. Aquí estamos, yo al menos, para escribir y divertirnos que es muy sano.
Besos, mil, Indio.
Brindo por tus instrucciones, David. Mira que me temía ver algún ojo morado...
Abrazos.
chin chin por esta cortazariana anche podria agregarse que pasados unos minutos de efervescencia, se tiendea jugar con el alambrecito que rodea al corcho ...o lo hago sólo yo???? Borgeana me jacto de lo que he leído y no de lo que he escrito Besos Indio! Muy bueno como siempre
A mi modo de ver las instrucciones tienen dos efectos. Hacen disfrutar a quien las escribe y a quien que las lee. Yo estoy disfrutando con las de Lola, Jesus y ahora con las tuyas, que me parecen espléndidas. Y seguro que Don Julio, allí arriba, allá abajo o allá en el medio, también se estará descojonando.Un brindis por todo.
Abrazos.
Yo también vengo a brindar!! Qué bueno, David, te quedó genial y con un fino humor, porque realmente los humanos tenemos características comunes e increiblemente hilarantes, ¿quién no se ha reconocido en este relato? Felicidades. Un fuerte abrazo.
muy, muy divertidas tus instrucciones, David, me parece estupendo este tipo de ejercicio que propuso Agus y que a ti te ha quedado muy chulo. Buen fin de semana.
Procuraré seguirlas al pie de la letra. Divertidas instrucciones.
Un abrazo.
Me ha gustado. Me recordó a Cortázar, no sé si por la forma de narrarlo, pero sí por el tema elegido, por las instrucciones. =D
Un saludo.
Cortazar siempre es grande, muy grande... y está bien homenajearlo de vez en cuando...
Besicos
Y después de esto no queda más que beber y bebeeeeeeeeeer. Saludos
desde hacía un siglo nadie escribía así
Un saludo
JM
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