Es domingo y desde el púlpito el sacerdote recita el sermón según el guión establecido. Entre los fieles hay uno muy especial pero nadie se percata de su presencia. Entró de los últimos y se sentó en la primera fila de bancos, frente al altar. La liturgia llega al momento cumbre, el cuerpo de Cristo va a ser repartido para la comunión. El sacerdote prepara el cáliz y en ese momento, el hombre de pelo largo y barba frondosa de la primera fila, se desvanece cayendo al suelo. Enseguida es rodeado por las miradas del resto y la SORPRESA es mayúscula. Ven cómo este hombre se va transformando en infinitos montículos de obleas y obleas y obleas y obleas
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Seguro que si un día tuviéramos a nuestro lado a Jesucristo no nos daríamso cuenta, ¿y quién ha dicho que ya ha pasado?
AMÉN
Quiero decir que ¿quién ha dicho que no haya pasado ya?
Alaaaaaa que fuerte!
Besicos
Maravilloso, un final excepcional y muy original, me ha encantado.
Saludos
domingos astrománticos..
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