Durante años me enseñaron en la dehesa a realizar faroles, naturales y molinetes, también a clavar banderillas con sutileza y lo más importante, a dominar el acero.
Esta tarde con la plaza llena a rebosar y un sol de justicia ha llegado la hora de mi estreno. El clarinero hace sonar su instrumento y yo me concentro fijando la vista sobre el albero. Cruzo mis pezuñas y juro salir victorioso de este lance.
Al fondo se abren las compuertas y sale el bravucón vigoroso directo a mí. Agarro bien la muleta con la diestra y los primeros pases hacen sacar la lengua a mi adversario.
Mué, mué y más mués.
La primera y segunda banderilla le hacen blandear su ímpetu y la tercera le advierte de cual será su final.
Sin más dilación tomo la espada, el graderío con el corazón encogido por la emoción guarda ahora silencio absoluto y, de una estocada rápida y certera, hundo el estoque en mitad de su pecho. La fiera cae fulminada.
Los aplausos y pañuelos blancos tiñen la plaza. La faena ha sido perfecta.
Levanto mi cornamenta hacia el cielo y con un bramido ensordecedor doy gracias a Dios.
Me espera la puerta grande.
Esta tarde con la plaza llena a rebosar y un sol de justicia ha llegado la hora de mi estreno. El clarinero hace sonar su instrumento y yo me concentro fijando la vista sobre el albero. Cruzo mis pezuñas y juro salir victorioso de este lance.
Al fondo se abren las compuertas y sale el bravucón vigoroso directo a mí. Agarro bien la muleta con la diestra y los primeros pases hacen sacar la lengua a mi adversario.
Mué, mué y más mués.
La primera y segunda banderilla le hacen blandear su ímpetu y la tercera le advierte de cual será su final.
Sin más dilación tomo la espada, el graderío con el corazón encogido por la emoción guarda ahora silencio absoluto y, de una estocada rápida y certera, hundo el estoque en mitad de su pecho. La fiera cae fulminada.
Los aplausos y pañuelos blancos tiñen la plaza. La faena ha sido perfecta.
Levanto mi cornamenta hacia el cielo y con un bramido ensordecedor doy gracias a Dios.
Me espera la puerta grande.
Este microrrelato participa en el concurso de mayo de la web de minificciones
14 ¿Comments o No Comments?:
Si aceptas una sugerencia, yo en vez de esos "Olé, olé y más olés" hubiera escrito "mues, mues y más mues".
Me ha gustado, la verdad es que la imagen es complicada.
Un saludo
Me ha gustado verlo desde el otro lado. Lo que no me suele gustar demasiado es eso de hacer hablar a objetos o animales desde un punto de vista realista (en todo caso desde un enfoque fantástico) en plan de "anda, si la que hablaba era una tetera", Por eso creo que el texto sería perfecto escrito en tercera persona, desde el punto de vista del narrador, y no del "toro-matador".
La "Fiesta" del revés...
Genial
Abrazos
Me gusta el enfoque, más allá de si debiera ser en primera o tercera persona. Bien expresado. Saludos.
Es de lo mejor que he leído por aquí.
Impactante...
Describís en tu micro mi desprecio por ciertos juegos primitivos y deleznables del hombre (el animal civilizado en teoría)
Un abrazo
SIL
Bien pensado Indio. Este mes yo paso.
Saludos!
Me gustó indio, no entiendo mucho de toros, ni de corridas de hombres, ¡dios perdón por lo que he dicho!, pero creo que está muy bien escrito. Se le ve un poco el plumero pero en eso no me hagas mucho caso porque estamos tan acostumbrados a buscarle la trampa que seguramente mi opinión no sea muy válida.
Un abrazo y suerte.
Muy bueno Indio, hemos coincidido en la idea de "darle la vuelta a la tortilla" como decíais en mi blog...
suerte y... (uy iba a decir ¡Al toro! jajajaja)
Muy bueno el micro, la justicia de los animales, que en algun momento nos la haran pagar.
Un abrazo
A mí el que me gusta es el cuento de arriba. Muy bueno.
Salú pue.
Esta bueno pero creo que el decir desde el principio que el que habla es el toro lo hace menos interesante
Gracias por los comentarios y críticas constructivas, bien recibidas.
Con este micro quise efectivamente visualizar la fiesta cambiando el papel del toro por el torero, a mí personalmente me gusta más. Como es algo imposible, lo títulé utopio-maquia.
Y en ningún caso quise dar una sopresa final, con un giro que solucionara la historia. No siempre es necesario una sorpresa, a veces el texto en sí ya vale la pena.
Un saludo a tod@s
Pues no lo había leído pero me gustó mucho. Economía del lenguaje, visualidad, sorpresa necesaria. Todo lo que me gusta en un microcuento.
Un abrazo,
PABLO GONZ
Suerte la mía que no he reparado bien en el detalle de la foto, así he disfrutado más del relato.
Abrazos
Publicar un comentario