Érase un país donde el miedo se había adueñado de los corazones de sus habitantes, ¡hasta sus sombras huían despavoridas, alejándose para no regresar jamás!
Generaciones enteras albergando desconfianza y temor a todo y a todos y la falta de inter-comunicación habían provocado mutaciones en los genes de la población.
No se miraban nunca y sus ojos con el paso del tiempo fueron perdiendo su función; no se escuchaban ni se hablaban, tampoco se tocaban ni se olían.
Habían ido mutando hasta convertirse en ciegos, sordos, sin sombra, autistas y solitarios, insensibles salvo al pánico.
Si pudieran verse en un espejo recibirían la imagen de un ser amorfo, sin ojos, ni orejas, con la nariz reducida a dos orificios por los que respirar.
Verían un monstruo delante de ellos.
Generaciones enteras albergando desconfianza y temor a todo y a todos y la falta de inter-comunicación habían provocado mutaciones en los genes de la población.
No se miraban nunca y sus ojos con el paso del tiempo fueron perdiendo su función; no se escuchaban ni se hablaban, tampoco se tocaban ni se olían.
Habían ido mutando hasta convertirse en ciegos, sordos, sin sombra, autistas y solitarios, insensibles salvo al pánico.
Si pudieran verse en un espejo recibirían la imagen de un ser amorfo, sin ojos, ni orejas, con la nariz reducida a dos orificios por los que respirar.
Verían un monstruo delante de ellos.
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