Acorralado, en un callejón sin salida, huía de unos señores de traje que me reclamaban unos recibos que no eran míos. Después de toda la tarde esquivándolos, sentí cerca la derrota pero como en las películas, en el último instante vi una alcantarilla abierta y no dudé en lanzarme hacia ella. Empecé a caer y caer por pasajes subterráneos, oscuros, húmedos, con el control de mi cuerpo perdido y golpeándome con las paredes que limitaban mí caída. Sólo pude proteger mi cabeza.
Pasaron unos minutos que me parecieron eternos (¡qué relativo es el tiempo!) y salí disparado al mundo exterior donde la mano de una mujer que me resultaba conocida me agarró.
¡Jóder! ¡Si eres la Milá! Al final me veré obligado a darte las gracias…
Sin entender nada de nada, me dio una manzana mientras me pedía que comiera, que me vendría bien reponer energía.
Le dí un bocado (a la manzana, no a ella…) y ¡qué cab _ _ _ _! Como por arte de magia me convertí en un perro de aguas, ¡el perro de aguas de la hija de Obama!
No entiendo nada.
No me quedaba otra, debía seguir adelante y me planteé aprovecharme de la situación. Sería una oportunidad para intentar acercarme a George Bush, el presidente como cortesía seguro que invitaba al ex –presidente y sería el momento adecuado para darle un buen bocado, con tanta fuerza como un perro de aguas pudiera dar.
Fue entonces cuando sonó mi despertador, las seis de la mañana y un nuevo día daba comienzo.
Había sido un extraño sueño, y más aún fue ver en mi mesilla una manzana con un mordisco ...
0 ¿Comments o No Comments?:
Publicar un comentario