Es la hora señalada. Mediodía, justo cuando el sol se eleva en la vertical, cuando se disputan todos los duelos.
Por un momento pienso en escapar pero aún no puedo.
Desde la zona central, sin apenas mirarnos a la cara, nos damos la vuelta y nos alejamos al ritmo de la banda sonora de la película de “El bueno, el feo y el malo”. Contamos veinte pasos y esperamos el pistoletazo de salida.
Tan pronto como se escucha, descubro que se aproximan a velocidad vertiginosa decenas de balas de distinto calibre.
Yo todavía no he reaccionado.
Pero no saben que tengo el arma más potente. Soy el protagonista y autor de este microrrelato. No puedo morir.
13 ¿Comments o No Comments?:
Qué lástima, saber siempre lo que va a pasar. Sin duda tienes el arma más potente, por encima de la media, una magnífica arma de palabras excelentes.
Un saludo.
Que ni se le ocurra a nadie...
Blogsaludos
Pobres ingenuos, jeje desconocían tu secreto. Saludos
Morricone y este microrrelato en la culata. Hasta el sheriff del condado tiembla.
Saludos.
Eres el Clint Eastwod de los microrelatos, dejando la sorpresa para el final.
Un beso
jejeje, deus ex machina :-)
Qué buena la música, y qué gran espagueti western, como Por un puñado de dólares, o el jinete pálido...
Cuidado no sea que a alguien se le vaya un bala suelta...
Saludos y buena tarde de sábado.
Así que jugando con ventaja.
Pues yo soy la visitante y te descerrajo tres tiros, Indio, de besos.
Jajaja, no sé que decir, solo que me estoy riendo, me parece muy divertido este micro.
Besitos
Estoy con Lola, yo soy la lectora y hago mi propia interpretación, con eso, puedo hacer contigo lo que quiera!! Ahora en serio, me gustan mucho estos juegos en los que las dimensiones de realidad y ficción se alinean.
Un duelo desigual, al mejor estilo yo me lo guiso...
¡Buen trabajo, sí señor!
Un saludo.
Indio, ¡¡eso es arte, si señor!! Muy bueno este relato. Desde luego que sin el autor no hay relato, así que las balas se pierden en el vacío.
Un abrazo.
Buen juego metaliterario. Al final somos pequeños dioses que manejan a sus personajes, pero hay veces que ellos son los que nos manejan sin darnos cuenta. Un abrazo.
Publicar un comentario