Los domadores, que ya hicieron su trabajo, aguardan ahora expectantes desde sus camerinos. Payasos, malabaristas e, incluso, elefantes y panteras, se confunden entre el público. Y en la arena, las jaulas perfectamente dispuestas, brillan inmaculadas.
Cuando la papeleta entró, todos se sintieron parte de una gran familia.
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Cuando la papeleta entró, todos se sintieron parte de una gran familia.
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Y los jefes de pista, son los peores.
Indio, esos domadores no tienen precio, lo dejaron todo ordenado, quizás sin público pero ordenado.
Un saludo indio.
El mundo al revés, me encanta.
Qué irónico. Corren tiempos complicados. Todo parece un circo. Saludos
Me quedo con ganas de leer la descripción del espectáculo en la pista central...
Ya se sabe, el circo es un mundo aparte.
Un saludo.
Ese circo siempre se llena de víctimas.
Blogsaludos
¡Ja! esto es ironía de la buena. Buen micro.
Besitos
Había una vez, tararararará, un circo...
Y nosotros, los que limpiamos la mierda de los elefantes.
Saludos.
Microrrelato perfecto tras el debate del lunes... Esto a veces parece un circo sin ninguna gracia. Me encantó el micro.
Buen mundo al revés, te ha quedado un texto muy Ana Mª Shua, bien podría aparecer este microrrelato en su último libro.
Genial.
Estoy con el primer comentario, los jefes de la pista, los peores
Besicos
El circo que vivimos cotidianamente.
Tenemos todas las papeletas, para perder:):):)
Abrazos
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