Para que no se enteren de que me he marchado realizo todos mis movimientos con gran sigilo; espero a que el resto de la familia concilie el sueño y abandono mi habitación aguantando incluso la respiración. De puntillas, desciendo las escaleras para acceder a la puerta de salida. ¡Ya casi la tengo!- me animo. En un portal cercano, doña Esmeralda me espera según lo planeado. Nos conocimos hace un par de semanas en el Hogar del Jubilado y como unos adolescentes necesitamos vernos tanto de día como de noche. Agarro el pomo y una voz venida del mismísimo demonio me grita: “¡Papá, vuelve a la cama!
8 ¿Comments o No Comments?:
Me encantó la analogía de la ¨voz venida del mismísimo demonio¨.
Verdaderamente así se escucha ese grito, en esos momentos no oportunos...
Original, real y magnífico.
-como siempre-
Un abrazo.
Coño! te ha pillado!!!!
Besicos
Los hijos, siempre "jodiendo"
Perdón, pero me ha salido del alma:)
¡Que se fuguen!
Abrazos
Jajajaja grandioso!!! Me encantan estos breves relatos tuyos eh? Dices tanto en tan pocas líneas...! Y de eso se trata. Besotes!
El anciano que vuelve a vivir como un niño y al que le quieren cortar las alas. Un abrazo.
No sé cómo seré cuando sea un jubilado. Pero me apetecería volver a tener una vespa y quedar con los amigos para tomar cañas. Yo en mi casa y mis hijos en la suya, por supuesto. La posibilidad de este relato me parece aterradora... ja,ja,ja,ja,ja,ja.
Un fuerte abrazo.
Si es que nadie dijo que el amor fuera fácil, a ninguna edad... jeje
Jajajaja. Me sacaste una sonrisa, David.
Publicar un comentario