El abuelo Leocadio, el más querido por los chavales del barrio disfrutaba viéndoles corretear por la plaza.
Siempre tenía algo en los bolsillos que ofrecer. Unas veces eran caramelos, otras canicas y otras, cromos.
También les entretenía contando historias a la salida de la escuela, rodeado con gran expectación.
-¡Qué bueno es Leocadio!- decían los niños.
Hubo un día que no le encontraron; sólo su bastón caído en el suelo recordaba que aquél era su banco.
Los niños tristes y preocupados quedaron, hasta que uno de ellos se atrevió a levantar el bastón del suelo. Con gran sorpresa viajó a la velocidad de la luz hasta una granja donde Leocadio, más joven, le enseñó a ordeñar una vaca.
Tras él, el bastón pasó a otro niño y en cuestión de un minuto aprendió a manejar un arado para segar en el campo.
Otro niño paseó por la montaña con el abuelo mientras le enseñaba la cueva donde se refugió durante la guerra civil.
Y así fue como Leocadio siempre estuvo presente.
Siempre tenía algo en los bolsillos que ofrecer. Unas veces eran caramelos, otras canicas y otras, cromos.
También les entretenía contando historias a la salida de la escuela, rodeado con gran expectación.
-¡Qué bueno es Leocadio!- decían los niños.
Hubo un día que no le encontraron; sólo su bastón caído en el suelo recordaba que aquél era su banco.
Los niños tristes y preocupados quedaron, hasta que uno de ellos se atrevió a levantar el bastón del suelo. Con gran sorpresa viajó a la velocidad de la luz hasta una granja donde Leocadio, más joven, le enseñó a ordeñar una vaca.
Tras él, el bastón pasó a otro niño y en cuestión de un minuto aprendió a manejar un arado para segar en el campo.
Otro niño paseó por la montaña con el abuelo mientras le enseñaba la cueva donde se refugió durante la guerra civil.
Y así fue como Leocadio siempre estuvo presente.
17 ¿Comments o No Comments?:
Si enseñas, algo de tí se queda en el ambiente, ¿verdad?
Besicos
Lo recordaran siempre con gran cariño.Saludos.
Ese Leocadio parecía un buen tipo.
besos
Todo melancolía en tu relato!
Buen relato.
Un saludo
El micro relato tiene una segunda lectura sencillamente conmovedora.
He topado con bastones de quiénes ya no están y a través de ellos, he tenido nuevamente conmigo a los seres perdidos y sus enseñanzas, grabados en mi recuerdo para siempre.
Un gran abrazo.
SIL
De nosotros queda lo que somos capaces de crear con nuestras manos, cn nuestras palabras y con nuestros abrazos. Leocadio utiliza su bastón para seguir transmitiendo todas esas cosas y algunas más qwue pueda serles de utilidad.
Me gustó.
PD.: ¿no sería "rodeado de..." en lugar de "rodeado con..." en este caso, quiero decir aunque se pueden utilizar ambas preposiciones, creo.
Me gustan estas historias que nos dejan más que palabras...
Un cordial saludo.
Somos inmortales en la memoria de las personas que nos amaron u odiaron, ya sabes ;)
Un saludo,
Mun
Leocadio... me suena.
Me gustó mucho el texto, aunque el final pierde fuerza, a pesar de que esté bien cerrado.
el ritmo de la lectura muy bien trabajado.
7
Qué gran metáfora. Me ha encantado.
Abrazos
Me sorprendió que, al igual que Daniel, hayas escrito sobre Leocadio. Me pregunto si es casualidad o algún concurso en el que ambos participan. Desconozco al personaje, quizás por eso (más allá de que el texto esté muy bien) no lo termino de comprender.
Saludos
Aunque este texto participa en el III Premio Algazara de Microrelatos el emplear Leocadio y no otro nombre es un simple guiño a Daniel, no es nada más, jeje
Un saludo a tod@s
Sempiterno y donando sabiduría.
Abrazos
Cuantas experiencias vividas.
Que pena......en otros tiempos eran mas respetados.
Buen micro, felicidades.
Me gustó mucho, yo también tuve un abuelo al que le gustaba coleccionar bastones.
Muy bueno y enhorabuena por el premio.
Espero que te pases por mi blog, cualquier comentario me servirá
Un abrazo
Me gustó el microrrelato. Enhorabuena por la selección. Un placer compartir libro.
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